En ésta ocasión quiero citar un fragmento del libro "Zapotecas del Istmo de Tehuantepec, Pueblos indígenas del México contemporáneo", escrito por la Dra. Eliana Acosta Márquez. En lo personal me encantó éste libro porque creo que refleja la realidad de nuestra bella región. Puedo decir que la escritora ha hecho una buena investigación y que es conocedora de todo el ambiente cultural, social, político y de ecosistemas que convergen en nuestro Istmo. He aquí el fragmento:
Del totopo a la Sandunga o las claves del estilo cultural Zapoteco.
"La etnografía y la historia en torno a los zapotecos han puesto especial atención a lo que conforma el estilo cultural de los binnizá, debido a sus múltiples implicaciones. No se advierte la particularidad de los zapotecos si no se repara en el conjunto de prácticas, símbolos y valores que han dado forma a una manera de ser que los distingue de los otros pueblos indígenas y de la sociedad nacional.
Representación en la Guelaguetza realizada en Oaxaca, Oax. |
Lo que en la literatura se conoce como “estilo étnico” o “estilo cultural” zapoteco es el resultado de la configuración histórica y de la fusión de elementos de distintas tradiciones. Si bien se puede constatar el origen prehispánico o colonial de ciertos componentes, es en el siglo XIX cuando adquiere el carácter que hoy en día encontramos. En efecto, en el contexto de la construcción del ferrocarril transístmico y, en particular, a partir de la prosperidad económica y el contacto con otras culturas, se define la tradición y se fija el estilo que se expresa en la lengua, la gastronomía, las fiestas, la música y la indumentaria.
El didxazá, que se habla en la zona de los Llanos, al igual que el zapoteco de Petapas-Guevea y el de Lachiguiri en el área montañosa del Istmo, expresan una de las claves fundamentales del estilo cultural zapoteco. La lengua de la “gente de las nubes” condensa un saber y una tradición que se viven en la cotidianidad y en las festividades, y a pesar de ser pocos los monolingües de la región, no sólo es alto el porcentaje de hablantes, sino también es grande el orgullo étnico al respecto. Además del uso habitual de la lengua, ante la sociedad mestiza y los otros pueblos indígenas, hablar zapoteco es sinónimo de distinción y prestigio, sobre todo de quienes hablan el didxazá.
Otro de los elementos más representativos es la comida zapoteca, que es impensable sin las mujeres (muchas de ellas comerciantes). Las “tecas”, quienes sin excepción llevan indumentaria regional y se desenvuelven en zapoteco, se distinguen por preparar las “delicias istmeñas” siguiendo la tradición. Proveen a propios y a extraños de totopos, camarón, queso fresco, tlayudas, iguana, pescado seco, chocolate, tamales de elote, quesadillas de arroz, entre otros tantos productos que se han vuelto distintivos de la región e incluso del estado de Oaxaca.
Las claves del estilo cultural zapoteco son parte de la vida cotidiana; se respira en los mercados y se saborea en la mesa, aunque su espacio privilegiado es el ámbito festivo. En las fiestas “la palabra de las nubes” se vuelve canto y poesía, se escucha La Llorona y La Petenera, y no falta La Sandunga: el “himno de los zapotecos”. Mientras las mujeres bailan sones, los hombres, alrededor, hacen despliegue de su ingenio en el lenguaje. Las mujeres sobresalen por sus trajes de tehuanas; además, compiten por llevar la enagua y el huipil más elaborados y costosos y por estar mayormente ataviadas en oro.
Más allá del totopo, la sandunga o el traje de tehuana, está la organización comunitaria. El despliegue del estilo cultural zapoteco no se explica sin los lazos de parentesco y las alianzas entre grupos que se ponen en juego en las mayordomías. En estas agrupaciones se articulan el trabajo y la cooperación económica, producto de las relaciones de reciprocidad y obligatoriedad, que hacen posible la celebración de la fiesta
y la reproducción de la comunidad.
Zapotecos bailando en la Vela Sandunga |
Los zapotecos se distinguen por contar con prácticas y categorías que expresan la solidaridad comunitaria dentro y fuera del ámbito festivo, como xendxaa o “cooperación o apoyo en dinero”; guna o “dádiva en especie en ocasión de alguna celebración”; tequio o “trabajo obligatorio o comunal”; gurendaracanee o “ayuda mutua para construir una casa o para cooperar en una fiesta”. Estas prácticas y categorías dan forma al sentido de comunidad y crean relaciones de interdependencia que pueden abarcar distintos ámbitos, desde el familiar hasta el regional.
Es posible que en la organización ceremonial y en la fiesta se reafirmen los vínculos dentro de una familia o de un barrio, pero también puede ser motivo de lo contrario. En una sociedad con marcadas distinciones socioeconómicas y contrastes identitarios, el ámbito festivo no deja de ser un espacio en el cual se reproducen las diferencias. Así pues, se encuentran las “velas” en honor del santo patrono que reúne a distintos sectores sociales, al tiempo que existen otras de carácter exclusivo que convocan sólo a ciertas familias"...
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